Boulder, vuelve Eva Baltasar

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18/05/2020 por Gutiérrez que le Leo

Eva Baltasar vuelve a construir un personaje femenino fuerte, tan fuerte como una roca. Y es precisamente eso lo que significa boulder en inglés, roca. Concretamente, una de esas enormes piedras aisladas en medio de un paisaje. Sin que nadie sepa de dónde vienen ni porqué están ahí. Dura, inaccesible, solitaria. Así es la protagonista de la nueva novela de Eva Baltasar, Boulder.

Al haber leído anteriormente Permafrost, la novela que supuso el debut de Eva Baltasar y que le diera el premio de los Libreros catalanes en 2018, ya sabes que te sitúas ante una novela distinta. Personal. Íntima. Distante al mismo tiempo. Una novela corta, pero no fácil de digerir. De las que dejan poso. De las que hay que masticar cada una de sus intenciones y paladear sus historias.

Boulder me llamó la atención por su título peculiar y su portada. Pero fue ver Eva Baltasar impreso bajo el título lo que me hizo decidirme. La verdad es que no sabía que la autora de Permafrost estaba preparando una nueva novela, así que resultó ser una sorpresa muy agradable. Ahora ya sé que se trata de un tríptico en el que explora la voz, la vida y el cuerpo de tres mujeres. La última entrega, Mamout, aún se encuentra en proceso, ya que la pandemia y la cuarentena han supuesto también una parada (biológica) en el ritmo de la autora.

Con Boulder nos subimos a un viejo barco mercante de la mano de una protagonista decidida, sin miedos. Con ella vamos de puerto en puerto, conocemos mujeres, sentimos el océano. Pero una de ellas conseguirá que abandone el mar. La lleva a tierra, le da cuatro paredes en las que vivir juntas. Un cambio de vida que nuestra protagonista va asumiendo hasta que llega el destino final: la gestación asistida, la nueva maternidad compartida, la educación de un hijo.

Es curioso cómo la novela comienza meciéndote en sus letras como si estuviéramos en el mismísimo océano. Nos dejamos llevar, nos balanceamos. Pero de repente chocamos con algo y todo se desestabiliza. Pasamos de tener una lectura tranquila y relajante a que se convierta en angustiosa.

Más allá de si compartes o no el punto de vista de la protagonista, su forma de vivirlo, no puedes desvincularte de sus sensaciones. Leer Boulder durante esta cuarentena del #quédateencasa, en el que hemos sido aislados (aunque no vivamos solos) del mundo exterior, me ha hecho meterme más en el personaje. Sentir, extrañar, aislarse.

Si Permafrost ya supuso un must en la literatura hace un par de años, aunque reconozco que a mis manos llegó por casualidad, pero no puedo estar más agradecida, Boulder llega con un redoble y hace que volvamos a releer el primero para disfrutar la experiencia.

CITAS de Boulder, Eva Baltasar

El sexo, esa fuerza fanática y brutal que la vida en pareja atenúa y modera, rebrota como un gas comprimido en una roca enorme en la que se ha abierto una grieta.

La beso como no sabía que podía besar a una mujer, entregándole algo que fabrico cuando estoy lejos, cuando no está conmigo.

La beso como si pudiese deshacerle las capas de deseo confitadas en los labios y en los dientes.